domingo, 22 de julio de 2012

Ya no son Patateros


...del Correo digital...

Adiós a un adjetivo y a un paisaje que ha acompañado a Álava y a sus habitantes durante décadas. La provincia ya no es patatera. El que fue durante años el cultivo rey del agro local, el que le ha dado fama nacional, está en horas bajas. Ya no es rentable y los agricultores que aún quedan en activo -el sector primario alavés ha perdido casi un 40% de agricultores y ganaderos en la última década- prefieren especializarse en el cereal, la vid o la remolacha. Pero ni siquiera con estos cultivos tienen garantizado el futuro. La crisis, en un mercado globalizado, les está azotando también a ellos. Los precios de venta caen y los de producción se disparan. Según asegura el presidente del sindicato agrario UAGA, José Antonio Gorbea, «sobrevivimos». Apunta dos datos preocupantes: estos días se está pagando a los viticultores la uva de la útima campaña y no les salen las cuentas, y muchos de los productores de leche de oveja para la denominación Idiazabal se han dado de baja tras meses sin cobrar. Contratos con grandes firmas, venta sin intermediarios, especialización, agricultura ecológica... Cada uno busca su camino. Esta es una radiografía de los principales sectores del campo alavés.

Patata: Sólo 0,06 euros por cada kilo
Hace treinta años, si un estudiante quería lograr un dinerillo extra sólo tenía que acercarse en época de cosecha a algún caserío de la Llanada alavesa y ofrecerse para arrimar el hombro con la recogida de patata. En la campaña 1989-1990 se cultivaban más de 9.000 hectáreas de este tubérculo en un total de 2.204 explotaciones. Ese curso, el kilo se pagó a 0,13 euros. Hoy, más de veinte años después, quedan poco más de 1.400 hectáreas repartidas en 331 explotaciones. La última cosecha se abonó a seis céntimos el kilo. «De año en año el cultivo merma entre el 10% y el 15%. Con lo que pagan las grandes empresas, se pierde dinero. Sólo los agricultores mayores que tienen la maquinaria lo conservan, pero más por tradición que por rentabilidad. A los jóvenes, desde luego, no les atrae, prefieren el trigo, las leguminosas o el forraje», relata Gorbea.
Existen experiencias de venta directa y los agricultores le hacen llegar a su cliente un saco de veinte kilos por 5 euros, pero es algo residual. La jugosa patata de consumo que ha hecho famosa a Álava está «a punto de desaparecer», sentencia el líder de la UAGA. Una de las razones es la entrada masiva de patata francesa. Es la que predomina en los supermercados, esa tan limpia y también tan vieja. Mientras, la de aquí, de más calidad y nueva, acaba en el extranjero o en manos de grandes empresas alimentarias. La patata alavesa peligra, al igual que la gallega o la andaluza.

Remolacha: Pendiente del mercado común
El cultivo de remolacha está regulado por la Organización Común de Mercado (OCM) del azúcar. En 2006 sufrió una drástica reforma que redujo al 50% la cuota en España y hasta un 36% los precios. Álava, a través de la Diputación, se dotó de un plan sectorial para mantener el cultivo y su rentabilidad. El objetivo, claro: aumentar el rendimiento por hectárea. Afectaba a cerca de 300 explotaciones de varias comarcas, 23 ayuntamientos y más de 100 localidades que combinaban remolacha y cereal. Hoy está cumplido el reto. Con 2.074 hectáreas repartidas en 177 explotaciones se logran más toneladas de esta planta conocida como 'beta vulgaris' que hace veinte años con el doble de terreno. Industrias como la dedicada a las ensaladas envasadas son clientes de los agricultores locales. También la Azucarera. Ahora bien, se barrunta otra reforma de la OCM. «Si baja la cuota o las ayudas no sé qué pasará», se preocupa Gorbea.

Cereal y otros herbáceos: El gran refugio del agro
Cada julio, si el clima ha acompañado, Álava se sumerge en la cosecha de las más de 47.000 hectáreas de herbáceos que mima. La gran mayoría -casi 45.000 hectáreas- de cereal y, el resto, de girasol y leguminosas. Como mandan los cánones de la naturaleza, la cosecha arranca por los campos de cebada, sigue por los de avena y concluye con el trigo. El primero de estos tres cultivos se ha especializado en la producción de una malta para cerveza de alta calidad. La avena, por su parte, se destina en su mayoría a forraje para el ganado y es la que le ha ganado terreno a la cebada en los últimos tres lustros. Y luego, el trigo, del que se cultivan las mismas 24.000 hectáreas largas que en 1994 se vende a las harineras. En los dos últimos años, las cosas han ido bien para el que es cultivo refugio de los alaveses. Una sequía en Rusia y Ucrania, y la inestabilidad que ha acompañado a la 'primavera árabe' de Egipto han ayudado. Lo que ocurra este año, en el que, a priori, viene buena cosecha, es una incógnita. «Los precios son estables, pero también han subido mucho los fertilizantes o el gasóleo y todo eso hay que cuantificarlo», reflexiona el responsable sindical.

Viñedos: Reduciendo gastos
José Antonio Gorbea ha oído contar a sus compañeros vitivinícolas que estos días se les ha terminado de pagar la uva de la última cosecha. A 0,45 euros el kilo. «Según un estudio del Gobierno vasco, el coste de producción es de 0,65 euros. Sin ayudas, cada uno va limando de donde puede. Luego cae pedrisco y se descubre que pocos pagan los seguros contra eso», explica. La uva para la denominación DOC Rioja sigue siendo otro de los pilares del campo alavés, pero, según la UAGA, sus productores llevan más de tres años vendiendo a un precio que no cubre gastos. Cerca de 2.000 alaveses son viticultores (incluidos los de Ayala) y juntos producen 100 millones de kilos de uva al año, según la Diputación, que cifra en un 40% su peso dentro del sector primario. Con este panorama, la vendimia vuelve a ser cosa de familia y se contrata a menos temporeros.

Ganado vacuno: Sin matadero, hay poco futuro
De vacas es de lo que más entiende Gorbea. Se crió entre ellas y es uno de los pocos jóvenes que ha tomado el relevo de sus padres y se ha puesto al frente de su granja de Ayala. La leche está tan mal pagada, -0,31 euros el litro- que de las 1.125 explotaciones que se dedicaban al ordeño en 1989 ya sólo quedan 90. Las que sobreviven han hecho, eso sí, una gran inversión y multiplican varias veces el número de animales de sus antecesores. Algo mejor paradas salen las explotaciones dedicadas a la carne. Hay 128 más que en 1989. Sin embargo, también es un sector «herido», según el presidente de la central, para quien la ausencia de un matadero en Álava es la puntilla. «Aquí no se engorda ni a un 5% de los terneros. Se ceban fuera y luego vuelven a las tiendas de aquí, con lo que la rentabilidad intermedia se la lleva otro. Se necesita un matadero», reclama. Asegura que en Álava no se produce ni el 24% de la carne que se come. Las chuletas alemanas o polacas triunfan en las sidrerías.

Ganado ovino: Un año sin cobrar la leche
«Lo que ocurre con este sector es de juzgado de guardia. Llevan un año sin cobrar. Las centrales les dan pagarés y cuando los van a cobrar se encuentran con que no hay dinero. En el último semestre se han dado de baja sesenta o setenta explotaciones y hasta final de año caerán más». No se puede describir mejor lo que está pasando con los productores de leche de oveja para la denominación de origen Idiazabal. «La situación es muy muy mala», sentencia Gorbea. La crisis ha golpeado con crudeza a uno de los sectores que más impulso ha tenido en los últimos años. La mayoría de los pastores tiene más de sesenta años y, llegados a este punto, muchos se prejubilan y otros deciden vender el rebaño para carne.