viernes, 7 de diciembre de 2012

Derrumbe de bodega en Navaridas

Las lluvias provocan el derrumbe de un muro y una bodega en Navaridas

La calle llevaba más de dos meses precintada por el mal estado de los calados de la zona, un problema detectado hace ya una década

Navaridas es una coqueta localidad de la Rioja Alavesa, acogedora, tranquila, de apenas 238 habitantes, situada a 5 kilómetros de Laguardia y cercada, cómo no, de un ejército de viñas. Un municipio que respira aliviado después de comprobar que de todo lo que pudo ocurrir, solo queda por relatar el mal menor del derrumbe de una antigua bodega y un muro anexo que no se cobró daños humanos. El destino y sobre todo la suerte quisieron que los hechos se produjeran a lo largo de la madrugada de ayer, lo que evitó que su propietario, Fermín Casiano Varela, se encontrara en el interior del viejo y endeble edificio, como confirmó a EL CORREO. Además, el inmueble de enfrente está deshabitado.
Calle Tesoro, 23 horas del miércoles, 5 diciembre. Un extraño estruendo rompe el silencio del lugar por la caída de un muro de considerables dimensiones perteneciente a un edificio de piedra en muy mal estado que incluso estaba sujeto en su interior gracias a puntales colocados por su propio dueño. El muro cayó y el considerable peso de los pedruscos provocó que, horas después, la bodega contigua -también propiedad de la familia de Casiano- se derrumbara a plomo por el precario estado de los calados. Corrían las seis de la mañana, confirmó el alcalde, Miguel Ángel Fernández (PP), que desde el primero momento estuvo al pie del cañón.

Visita del diputado Arbulo
Los técnicos cortaron el suministro de agua, el de luz y los bomberos de la Diputación precintaron toda la zona ante el evidente peligro de nuevos derrumbes. Hasta la zona también se desplazaron el diputado de Administración Local, Javier Ruiz de Arbulo, y su director, Lorenzo Arnaiz, que llevaban meses abordando un problema que Navaridas arrastra desde hace años. De hecho, los primeros informes forales sobre la zona se hicieron hace más de una década, como confirmó el diputado, ya que no es el primer derrumbamiento de estas características que se produce en la calle Tesoro por el mal estado de conservación de los calados.
Lo ocurrido en Navaridas no ha pillado por sorpresa a nadie, ni a sus habitantes ni a los técnicos de Arabarri -sociedad foral encargada de la conservación de los cascos históricos del territorio-, que el miércoles estuvieron en la localidad analizando la zona. El peligro estaba ahí, era real, pero nadie se esperaba que todo se sucediera a tal velocidad. «Ha tenido que ser por la lluvia; el otro día cayeron 60 litros», razonaba el regidor. Y es que el último informe de Arabarri sobre el estado de estas antiguas bodegas de la calle Tesoro, que data de 2009, apunta la existencia de escorrentías o filtraciones de aguas pluviables, de abastecimiento o residuales como principal causa para justificar la 'debilidad' del terreno, explicó Fernández.

«Ha habido mucha suerte»
Además, desde el 28 de septiembre la circulación estaba prohibida por la calle Tesoro, como advierte un bando municipal colocado en la valla protectora que veta el acceso a la zona. «Se habían tomado todas las precauciones posibles», añadió el regidor. Un sentir compartido por Ruiz de Arbulo, que detalló sobre el terreno que ahora hay que acotar la zona, analizar bien lo sucedido y poner las medidas necesarias para que no se produzca una efecto dominó en los edificios contiguos.
Por su parte, el propietario de los inmuebles afectados, un amable jubilado oriundo de Navaridas parco en palabras, admitió que «se veía venir» ya que el estado de la bodega era muy malo «desde hace un año». Tuvo suerte, y mucha, porque no había día que no entrase al edificio pese a estar advertido del peligro.